Mi viaje a Venecia
Escrito por Madeleine Cerone
Class of 2026
Querida Samantha,
Ahora estoy en el avión, regresando a mi casa. Estoy contenta de estar de camino a los Estados Unidos, pero voy a extrañar los lugares, personas, experiencias, y aguas de Venecia.
En un principio, estaba en Venecia solo para las vacaciones de verano. Necesitaba romper con la realidad y viajé a Venecia solo. Después de la muerte de mi abuelo, mi hermano y yo nos peleamos. Justo antes del funeral, mi novio y yo decidimos que, dados nuestros planes de vida, era necesario romper. Así que pasar un año en Venecia… pensé que sería la mejor decisión de mi vida.
Al comienzo, todo era más mágico que ninguna otra experiencia anterior. La primera semana, fui al Puente de Rialto, un camino sobre el Gran Canal. Este puente tiene muchos arcos de piedra, y fue una de las mejores partes del viaje. El mismo día que fui al puente, compré un gorro rojo en una tienda que estaba cerca. Me molestó que el gorro costara mucho dinero, pero era un gorro bello. Al día siguiente, visité la plaza de San Marco. Me sorprendió que fuera tan grande. Dentro de esta plaza había muchos italianos, y yo no sabía italiano. Si vas a Italia alguna vez, por favor, ¡aprende un poco de la lengua antes del viaje! Después de almorzar en la plaza, conseguí un boleto para entrar al Palacio Ducal. En pocas palabras, un duque es un noble en la historia de Venecia. Me hubiera gustado que el guía nos mostrara las prisiones antiguas dentro del palacio.
El último día de la primera semana, todo cambió. Hice un paseo en barco a través del Gran Canal, y era la única persona en el bote excepto el hombre que remaba. Él era muy guapo, y fuerte también, pero no se lo dije. La única palabra que le dije fue ‘Grazie’ después de que él dijera que mi gorro era muy lindo. De repente, ¡vino un golpe de viento y mi gorro rojo se cayó al agua! Unos segundos después, oí un ruido y vi que el hombre había saltado al canal para devolverme el gorro. Desde entonces, él y yo nos hicimos buenos amigos.
Al final del paseo, él, que se llama Giuseppe, me preguntó si quería cenar con él. En vez de viajar a los EEUU el sábado, cancelé mi boleto de avión y cené con Giuseppe. Por suerte, él sabía español, y, por eso, podíamos hablar. Durante la cena, él mencionó que se necesitaban más profesoras de español en la escuela donde estaba trabajando. Obviamente, le conté que había estudiado para ser profesora de español, y le ofrecí mis servicios. Él aceptó, y por esta razón, yo me quedé en Italia durante un año para trabajar como enseñante.
Me encantaron los estudiantes. Eran muy inteligentes e interesados en aprender. Al mismo tiempo que trabajaba en la escuela, vivía con Giuseppe. Fue una experiencia mágica. Él y su familia son muy simpáticos y hospitalarios. La pasta de su madre era lo más delicioso de todo, aún mejor que tus macarrones con queso. Te daré más detalles cuando nos reunamos la próxima semana.
Sin embargo, el viaje no podía durar para siempre. Decidí regresar a los EEUU. Te extrañaba a tí y a mi familia, y me di cuenta de que es imposible escapar de mis problemas en otra ciudad. Por eso, dejé mi puesto en la escuela al final del año y compré un boleto de avión a mi casa. También, llamé mi hermano y le pedí paciencia y confianza.
Venecia abrió mi corazón después de la discusión con mi hermano, y también después de la separación con mi novio. Fue una experiencia preciosa, pero no lo arregló todo.
Estoy ilusionada de poder pasar tiempo contigo y contarte más del año pasado. ¿Cómo estás, y como fue tu año?
Cuídate,
Madeleine