La gran travesía

Escrito por Ainsley Routh

Class of 2026

     Había una vez, una mariposa llamada Olivia que vivía en un lugar utópico de las mariposas con todos las otras mariposas. Era una mujer fuerte e independiente que trabajaba muy duro para ser la mejor polinizadora del pueblo. Todos los días, Olivia y sus mejores amigas volaban a los campos cubiertos de flores amarillas y rosa intenso. Este trabajo era admirable, porque los campos eran peligrosos. Estaban muy lejos del pueblo y, por eso, si ocurriera algo malo, no habría manera de recibir ayuda. Solamente los mejores aviadores podían conseguir trabajo  como polinizadores.

     Un día, cuando Olivia estaba en el campo, la golpeó una gran ráfaga de viento. El viento era tan fuerte que inmediatamente Olivia cayó desde el cielo hacia las flores debajo de ella. De la nada, ella giró y vio que una de sus alas se había roto por la caída. Extendió y batió las alas, pero cuando trató de volar, no pudo. En el momento en que miró el cielo, vio a una de sus amigas, Maya, volando por encima de ella. Afortunadamente, Olivia pidió ayuda y Maya la escuchó. Apenas el equipo de rescate trajo a Olivia al hospital para mariposas, el cirujano dijo que el desgarro era muy fuerte y que aunque la podía curar, su ala ya no funcionaba. El médico le recomendó que no intentara volar nunca más y se fuera a vivir con sus padres inmediatamente. Estas noticias la devastaron. Olivia no quería recibir ayuda de nadie; quería continuar trabajando. No podía imaginar una vida sin volar a los campos y polinizar con sus amigas.

     Pocas semanas después, la vida de Olivia cambió completamente. Después del accidente, fue despedida de su trabajo como polinizadora. Toda su dedicación se desaprovechó y Olivia perdió su sentido de identidad. Se sentía una fracasada. Al principio, sus amigos venían a verla. Pero cuando la recuperación de Olivia iba progresando, dejaron de venir a visitarla y de pasar tiempo con ella. Olivia empezó a ver que las otras mariposas la trataban de manera diferente. Al verla salir de la casa, hacían chistes sobre ella. Al cambiar de verano a otoño, contaban chismes sobre la migración que circulaba por el pueblo. Las otras mariposas decían que Olivia no podría completar la migración porque no podía volar. Era verdad. En toda  la historia de las mariposas ninguna mariposa había completado la migración sin volar. Para toda la comunidad esta idea era absurda e imposible– especialmente porque Olivia era una mujer joven.

     Al día siguiente, en cuanto se levantó, Olivia esperaba oír los zumbidos de las vidas de las mariposas, o sea, lo de siempre. Pero, todo lo que escuchó fue silencio. Usando todas sus fuerzas se levantó de la cama y buscó por la ventana. Las calles estaban vacías. Las mariposas habían salido a la migración sin ella. Se sintió traicionada por las mariposas que eran sus mejores amigas y no entendía la razón por la que la dejaron. Olivia empezó a llorar. De repente, una gran sombra se proyectó sobre ella. Cuando miró hacia arriba, vio una gran hormiga. Al principio,  estaba sorprendida, pero luego la hormiga le dijo que quería ayudarla. También, dijo que su nombre era Hector– Hector la hormiga.

     Con muchas dudas, Olivia subió a la espalda de Hector y ellos empezaron el viaje. Pasaron por los campos de flores donde Olivia solía pasar los días volando libre en el aire y polinizando con las otras mariposas. Olivia pensó en cómo la trataban en la época en que hacía las mismas cosas que las demás y en lo diferente que la habían tratado desde su accidente. Olivia contó lo que le había ocurrido a Hector y él le dijo que lo más importante en un amigo es que la aprecie y ame por ser ella quien es y no por su apariencia o sus habilidades. Hector le dió consejos sobre cómo caminar usando las piernas. Después de la lección de caminar y de viajar por los campos, llegaron al mar. Hector dijo que no podía llevar a Olivia a través del mar porque él no sabe nadar. Pero, conocía a alguien que sí sabía y que podía ayudarla.

     Delfina el delfín era el animal más rápido del agua y se ofreció a cruzar el mar con la mariposa. Olivia le dijo adiós a Hector y le agradeció su ayuda, consejo y bondad. Entonces, Olivia subió a la espalda de Delfina y empezaron su viaje a través del mar. Delfina mostró a Olivia cómo controlar y mover el agua. También, mostró cómo rociar el agua con su espiráculo. Olivia pensó en usar esta táctica durante las sequías cuando las flores del campo necesitan agua.

     Después de llegar al lugar de destino de la migración, las mariposas estaban estupefactas de que Olivia hubiera hecho la migración sin volar. Ella les habló sobre los verdaderos amigos  que había hecho, pero les parecía increíble. Se disculparon por dejarla y por tratarla mal después del accidente.

     Durante el invierno, Olivia compartió ideas sobre un sistema de irrigación nuevo con la ayuda de los delfines. También, Olivia trabajó duro para educar a las otras mariposas sobre las dificultades de vivir con una discapacidad. La primavera siguiente, cuando Olivia volvió a la utopía, tenía una meta nueva. Abrió una tienda para animales con discapacidades. Este lugar generó conciencia no solamente para las mariposas sino también para las hormigas, orugas y demás animales que también tenían discapacidades. La utopía estaba prosperando más que nunca gracias a la experiencia de Olivia y la ayuda de los otros animales.