Pasé gran parte de mi tiempo en Hamilton pensando en el futuro. Personalicé cuidadosamente mi experiencia universitaria para incluir clases y actividades que me mantuvieran en la trayectoria para alcanzar mis metas personales y profesionales. Si bien tomar medidas para alcanzar mis metas es importante—de hecho, fue la razón por la que asistí a la universidad—los meses desde que me gradué me han demostrado que mi tiempo en Hamilton fue más que un simple peldaño en mi camino, aunque, claro, no sabía esto mientras estuve allí. Fue un período de cuatro años que me enseñó lecciones de vida invaluables, que me permitió formar relaciones cercanas duraderas y que me desafío tanto personal como intelectualmente. Aunque, a veces, como estudiante pasaba por alto el valor del desafío, me encuentro extrañando el rigor intelectual que encontré en cursos como los de la Profesora Ambio, donde la gama de perspectivas presentadas en los materiales del curso me permitió no solo tener una comprensión más matizada de varias experiencias hispanas/latinas, sino también ver las conexiones entre ellas—una lente que apliqué en mi tesis. Aparte de echar de menos la estimulación intelectual, echo de menos el campus: ver el Glen lleno de los colores del otoño, ver la primera nevada, ver lo rápido que florecen los tulipanes en primavera y ver las mismas caras a lo largo de cada una de estas estaciones; todas son cosas que faltan en Miami. Extraño el sentido de comunidad único que tiene Hamilton, aunque no me imaginaba que lo echaría tanto de menos.   

Desde que me gradué en mayo de 2022, he podido aplicar mi conocimiento de mis dos concentraciones (Biología y Estudios Hispánicos) en mi nuevo trabajo como técnica de emergencias médicas (EMT). He estado trabajando en una sala de emergencia con personal médico para proveer atención a los pacientes en uno de los hospitales más grandes del sur de Florida, Baptist Hospital. Mi día típico incluye flebotomía, electrocardiogramas, entablillado y vendaje de varias heridas, y compresiones durante la RCP, por nombrar algunas cosas—una rutina bien diferente al trabajo académico que mis días hace tan solo unos meses incluían. Sin embargo, algunos elementos de mi vida en Hamilton todavía se expresan en mi trabajo actual, particularmente hablar español. Al trabajar en un área con una gran población hispana, constantemente me encuentro aplicando las cosas que aprendí en el Departamento de Estudios Hispánicos a mis interacciones con la comunidad de Miami. Si bien la comunicación es importante en cualquier ámbito profesional, es particularmente vital en el ámbito médico para asegurar a los pacientes que sus necesidades serán atendidas y para evitar los peligros del uso de una intervención médica inapropiada. Tener la habilidad de comprender y comunicar con los pacientes–algo que pulí en Hamilton y en mi tiempo en España con el programa HCAYS–me ayuda a proveer la mejor atención médica y profundiza la conexión que tengo con mi comunidad hispana.

En la vida de graduado de Hamilton sigo pensando en el futuro, preparándome para los exámenes de entrada al colegio de asistente médico (PA) en un año. Así voy a disfrutar y aprovechar mi tiempo en la sala de emergencia en la que creceré y aprenderé mucho, no solo como un peldaño en el camino. Al final, resulta que incluso después de graduarme, Hamilton me sigue enseñando con su recuerdo y valores.