El pájaro se sienta con tristeza en mi móvil. 

Sus colores felices por la luz mueren, fútil,

Detrás del brillo de la pantalla de cristales. 

Más que un pájaro, me parece que es de flamas. 

No puede construir un nido entre las ramas 

de alambre ni se posa entre hojas virtuales. 

¿Para qué existe el pájaro que solo puede 

cantar los tonos artificiales que quede 

después de que cae el bosque verde y verdadero?

Me pregunto si sueña este pájaro del aire

libre, fuera de su jaula, o lo desaira.

¿Está satisfecho con su mundo de acero?

Vive una vida para los pulsos eléctricos. 

Él usa su voz para trinar los píos de otros, 

abusan sus alas para flame wars con extranjeros. 

¿Qué es una vida vivida por otras personas?

El pájaro, en una cárcel de mil de neuronas

móviles, sin su pensamiento propio primero.

Hay una inmortalidad del presidio suyo– 

porque nuestro mundo afuera está muriendo.

En breve solo el internet estará viviendo

después de las plantas, los animales, y yo.